En cuanto sono el despertador, los ojos como platos.
Sentada en una mesa, mirando el malecon con el mar furioso
golpeando con fuerza y superando sin miedo ni pudor el muro del paseo.
Por fin, ropa de verano, pantalones florecidos, y mi gorra verde.
Al salir de la habitación entras en la verdadera cuba:
La gente sonrie, y regala palabras sin cortase,
además, palabras bonitas.
te hacen sentir, paz, felicidad.
-¿Donde puedo cambiar?
-Bueno primero buenos dias señorita.(Con una gran sonrisa)
Unos señores me ceden su turno al llegar a la Cadeca(Caja de cambio)
Y otro me prepara una tortilla en directo para desayunar.
Despues reunión informativa.... y ahora viene lo bueno:
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